ENTENDIENDO EL SÍNDROME DE FIBROMIALGIA
El síndrome de fibromialgia (FMS) es definido como un desorden crónico comúnmente caracterizado por un dolor musculo-esquelético generalizado, la presencia de puntos de dolor o “tender points”, cefalea crónica, cansancio, desorden del sueño y de ánimo, asociado a otros síntomas como parestesias, intestino irritable o disfunciones cognitivas.
Tradicionalmente, la fibromialgia se ha considerado como un trastorno de origen musculo-esquelético pero en la actualidad, los estudios indican que es más bien un desorden del procesamiento sensorial que genera una disfunción en la modulación del dolor y un aumento de la sensibilización nerviosa central y periférica (generalmente una reducción del umbral de dolor). La sensibilización es un fenómeno fisiológico regulado por el sistema nervioso el cual permite una amplificación progresiva de la activación neuronal sensitiva bajo estímulos repetidos, favoreciendo el desarrollo de la memoria contra eventos potencialmente peligrosos para el organismo mediante cambios neuroplásticos generando respuestas de defensa (De Rommaso et al., 2017; Laimi et al., 2017 & Ruiz et al. 2007).
La fibromialgia implica también alteraciones neuro-endocrinológicas, existe un desorden de las respuestas del sistema nervioso simpático y del eje hipotálamo-hipofisiario-adrenal (HHA), razón para que algunos autores apunten a que éstas sean las causas de éste síndrome (Ruiz et al. 2007).
Según el American College of Rheumatology, una persona padece FMS cuando presenta un dolor crónico generalizado por más de 3 meses y presenta al menos 11 de los 18 puntos gatillos, asociado a cansancio, desorden del sueño u otro síndrome somático (Ruiz et al, 2007; De Rommaso et al, 2017). La prevalencia mundial de FMS estimada es de 2.7% (4.2% mujeres y 1.4% hombres). El inicio de la FMS suele comenzar a los 30-40 años de edad. (Busch et al., 2017).
Aunque cada vez los estudios sobre FMS son más numerosos debido en parte por su prevalencia, el origen de éstas alteraciones orgánicas permanecen sin ser demostradas y su origen una incógnita.
EL EJERCICIO FÍSICO COMO TERAPIA PARA EL SÍNDROME DE FIBROMIALGIA
El diagnóstico y el tratamiento temprano de la FMS es necesario para atacar las necesidades de los pacientes, sus síntomas y cualquier otro síntoma asociado que pueda también estar relacionado con alguna otra disfunción, por lo que al entrenar con personas con dicha patología, es especialmente necesario el trabajo multidisciplinar médico-fisioterapeuta-nutricionista-entrenador para conseguir los mejores resultados posibles.
A pesar de que los estudios sobre FMS se han incrementado en los últimos años, no existe ningún método de cura actual, aunque el tratamiento con ejercicio físico ha resultado mejorar el bienestar de los individuos y reducir esa sintomatología en el tiempo, según indican varios estudios relacionados en los que utilizan el ejercicio físico como terapia para tratar dicha patología (Fink & Lewis, 2017, Laimi et al, 2017). Aunque la eficacia del ejercicio en pacientes con FMS ha sido documentado en numerosas investigaciones, pocos estudios han identificado recomendaciones óptimas para eliminar los síntomas presentes. El indicador principal de por qué recurrir al ejercicio físico es prevenir la inactividad física y la baja condición física, las cuales están relacionadas con el cansancio y el dolor presentes en el FMS. La baja condición física resultando de la inactividad puede empeorar los síntomas asociados a la FMS. Pacientes que han seguido protocolos de entreno han demostrado reducir los síntomas, aumentado la condición física y mejorado el bienestar general (Fink & Lewis, 2017).
Ahora bien, teniendo en cuenta todos los factores y síntomas que rodean a esta patología, ¿qué métodos o protocolos de entreno muestra la ciencia como útiles para la reducción de la sintomatología de la fibromialgia y por lo tanto, para la mejora de la calidad de vida y bienestar de los que la padecen?
RECOMENDACIONES DE EJERCICIO FÍSICO PARA PACIENTES CON FMS
El entrenamiento aeróbico a intensidad moderada tanto en medio acuático como terrestre ha sido demostrado como reductor de los síntomas de dolor, realizado 2 o 3 veces por semana. También protocolos de entrenamiento aeróbico combinado con entrenamiento de fuerza y flexibilidad, redujeron el dolor y el número de puntos gatillo en adultos con FMS. Aunque éstos resultados son contrapuestos por otros estudios como el de Busch et al. (2017) en los que no encontraron ningún efecto sobre el dolor, cansancio o control motor de los participantes.
No existe evidencia significativa en el tratamiento mediante liberación miofascial en pacientes con FMS (Laimi et al., 2017).
Programas de en entrenamiento de fuerza usando peso libre, máquinas o bandas elásticas mejoraron los valores de fuerza relativa y condición física general en pacientes con FMS (Busch et al. (2017). Nelson (2015) reportó una revisión sobre la importancia del entrenamiento de fuerza de baja intensidad como potenciador de la capacidad funcional de movimiento de los pacientes de fibromialgia. otro estudio se demostró que el entrenamiento de fuerza isométrico sirvió como efecto analgésico post-ejercicio en entrenados con FMS (Fink & Lewis, 2017). En el estudio realizado por Sañudo et al. (2010), demostraron la hipótesis de que combinar ejercicio físico con terapia de plataformas vibratorias brinda mejores resultados que únicamente realizando ejercicio físico. Al igual que el entrenamiento de fuerza prolongado en el tiempo muestra tener mayores mejoras significativas que períodos de entrenamiento de corta duración.
También se sugiere que la intervención con un programa de entrenamiento a intensidad moderada combinado de fuerza, aeróbico y flexibilidad a resulta conseguir mejores resultados que la realización de los mismos por separado y que es efectivo en la capacidad funcional y calidad de vida de pacientes con FMS (Sañudo et al., 2011).
Aún así, son necesarios más estudios sobre entrenamiento de fuerza y FMS ya que la evidencia existente de que el entrenamiento de fuerza mejora la fuerza muscular y capacidad funcional en personas con síndrome de fibromialgia es limitada (Sañudo et al., 2010).
Hacer especial mención a las actividades dirigidas en las que el factor motivante del ejercicio en grupo mejora el estado de ánimo de las personas con dicha dolencia, es de especial importancia brindar la mayor comodidad al entrenado con la idea de que entrene en el ambiente más propicio posible para olvidar ciertos aspectos de la sintomatología. Tener en cuenta que la prevalencia de padecer depresión y FMS es alta, de manera que actividades lúdicas a largo plazo pueden ayudar a reducir la sintomatología de la depresión (De Rommaso et al., 2017 & Sañudo et al., 2011).
De la misma manera, es importante el conocimiento exhaustivo de los puntos de dolor que padezca el entrenado, para poder adaptar de mejor manera los ejercicios a realizar evitando siempre el dolor. Muchas personas son reticentes a la práctica de ejercicio físico por miedo al dolor por lo que factores como la motivación y el control del movimiento sin dolor sean pilares en los entrenamientos.
¡Esperamos que os haya gustado el artículo y COMPARTÁIS el contenido!
Si queréis estar atentos a todos nuestros artículos podéis SUSCRIBIROS.
En nuestro Curso de Capacitación para Entrenador Personal disfrutaremos de Borja Señudo, gran experto en la materia, que nos hablará sobre esta temática.
En Ensa Sport contamos con entrenadores personales expertos, licenciados y especializados en múltiples trastornos cómo la fibromialgia, realizando un trabajo interdisciplinar para garantizar un resultado óptimo y seguro.
Contacta con nosotros en info@ensasport.com
¡Hasta el próximo artículo!
BIBLIOGRAFÍA
Busch, AJ., Schanter, CL., Overend, T. & Foulds, HJ. (2017). Aerobic Exercise trainign for adults with fibromialgia. Cochrane Database of Systematics Reviews; 6:CD012700.
De Rommaso, M. & Queiroz, LP. (2017). Comorbidities in Headache Disorders. European Headache Federation, Springer. 5:85-96.
Fink, L & Lewis, D. (2017). Exercise as a Treatment for Fibromyalgia: A Scoping Review. The Journal for Nurse Practitioners.
Laimi, K.,Mäkila, A., Bärlund, E., Katajapuu, N., Oksanen, A., Seikkula, V., Karppinen, J. & Saltychev, M. (2017). Efectiveness of miofascial reléase in treatment of chronic musculoskeletal pain: a systematic review. Clinical rehabilitation. 0:00.
Nelson, NL. (2015). Mucle Strengthening Activities and Fibromyalgia: a review of pain and strengthoutcomes. J Bodywork Move Ther. 19(2);370-376.
Ruiz, M., Nadador, V., Fernández-Alcantud, J., Hernández-Salván, J., Riquelme, I., & Benito, G. (2007). Dolor de origen muscular: dolor miofascial y fibromialgia. Rev. Soc. Esp. Dolor; 1:36-44.
Sañudo, B., De Hoyo, M., Carrasco, L., McVeigh, JG., Corral, J., Cabeza, R., Rodríguez, C. & Oliva, A. (2010). The effect of a 6-week exercise programme and whole body vibration on strenght and quality of life in women with fibromialgia: a randomised study. Clinical and Experimental Rheumatology 2010.
Sañudo, B., Galiano, D., Carrasco, L., De Hoyo, M. & McVeigh, G. (2011). Effects of a prolonged exercise programme on key health outcomes in women with fibromialgia: a randomized controlled trial. J. Rehabil. Med 2011; 43:521-526.